Un puente cubierto de madera, una de las pocas construcciones de este tipo en Europa; y dos villas a dos pasos del río, cuya elegancia recuerda al Renacimiento. Es el Bassano de Palladio, que testimonia, cinco siglos después del paso de Andrea Palladio, los vínculos con una época y con la figura que, más que ninguna otra, supo encarnar su espíritu.

El Puente, por tanto, oficialmente "Degli Alpini", para los habitantes de Bassano "Ponte Vecchio", que conecta el centro histórico con el pueblo de Angarano. Una estructura que es a la vez monumento y pasaje, cuya historia se entrelaza con los principales acontecimientos de la ciudad pero que para cada Bassano tiene el olor de las costumbres cotidianas.

Gracias a una intuición de la comunidad de Bassano que, para modernizar el puente-paseo que unía las dos partes de la ciudad durante más de tres siglos, recurrió a una firma de la época como Palladio. Y el arquitecto, respetando la estructura anterior, presentó en 1569 un proyecto que combinaba estética y funcionalidad. Pero Bassano y Palladio son también las dos villas angaran, al norte y al sur del centro histórico: villa Angaran Bianchi Michiel, en la aldea de S. Eusebio, y villa Angaran S. Giuseppe, a orillas del río, a unos diez minutos a pie de el puente. En su momento fueron encargadas por la familia Angaran a su amigo Palladio a mediados del siglo XVI.

Mencionados en los "Cuatro Libros de la Arquitectura" en los que Palladio estableció los pilares de su pensamiento y diseñados para combinar estética y funcionalidad, se encuentran en dos lugares donde la ciudad se encuentra con la naturaleza. Y en la elegancia de sus formas, todavía indican la posibilidad de un desarrollo armonioso entre las zonas urbanas y el campo.